miércoles, 6 de abril de 2011

El callejón de los milagros

En 1994 una crisis económica afectó México. La creciente tasa de desempleo junto con otros impactos frenó la mejora en la calidad de vida de muchas personas. El año siguiente, Jorge Fons se esmeró en reflejar este problema en el largometraje El callejón de los milagros, dirigida por él. Notamos la ironía del título al instante porque, en una recesión hay desgracias, sueños destruidos y problemas sociales; no suceden maravillas. Sin embargo, así se llama la calle donde se desarrolla la historia, una vía de colores opacos que nos da la sensación de monotonía y aburrimiento.


Este drama, ganador de numerosos galardones por mejor película en festivales de cine y premiaciones, entre los que se encuentran los Ariel y Goya, tiene como tema principal el incumplimiento de sueños, entre ellos mejorar la forma de vida. Para mostrar esto el director se enfoca en tres personajes principales: Alma, una joven ingenua interpretada por Salma Hayek, que se convierte en prostituta; don Ru (Rutilio), un cincuentón dueño de un bar, padre de familia que se vuelve homosexual; y Susanita, una solterona en búsqueda del amor. Fons escoge una secuencia peculiar de actos para hacer énfasis en los protagonistas, mostrar otros papeles relevantes y resaltar varios elementos impactantes en la sociedad. También observamos el machismo, el sueño americano, las drogas, la deshonestidad, etc. Se repiten las mismas escenas desde otros enfoques para mostrar detalles que faltaron. Por un lado los cambios de perspectivas en la película tienden a confundir al espectador, porque se pierde la continuidad de algunos personajes al mostrar la secuencia desde el punto de vista de otro, dejando algunos puntos importantes sin explicación. Por el otro lado, con la alternación de escenas notamos la rutina monótona y aburrida que llevaban estas personas, y así entendemos mejor el contexto en que se desarrolla la historia.


Es interesante como el largometraje muestra el camino fácil así como también la difícil ruta y como los personajes optan seguir distintas formas para cumplir sus sueños. El primero lo vemos con Alma. Ella era tan ambiciosa que decide convertirse en prostituta porque sabía que por su belleza podía conseguir dinero y comodidades de manera más rápida que esperando a su amor, Abel. El segundo camino lo toma Abel, siguiendo su sueño americano de ganar una fortuna para darle a Alma los lujos que ella quería. Al final sobresalen los obstáculos, se engrandecen las mentiras y se incrementan las necesidades. Este es un pensamiento bastante pesimista de la vida ya que el tiempo pasa y nada marcha para bien, no solo para Abel y Alma, sino también para Susanita que descubre que su nuevo marido “Güicho” le roba. En cierto modo nos hace perder la motivación después de ver tantas desgracias.


Lo realmente impactante e inesperado es como se demuestra la homosexualidad de don Ru. Es cuestionable el por qué Fons decide exponer imágenes de don Ru con su efebo, Jimmy, tomando un baño con intenciones eróticas, en vez de otras más “normales” como las labores de cortesana de Alma. Una razón podría ser seguir rompiendo la manera estandarizada de crear cine, así como lo hizo al darle una estructura peculiar a la grabación de este film.


En general, es una producción cinematográfica que no muchos recomendaran por su longitud y peculiaridad de escenas. Sin embargo, es interesante salir del típico molde de la película con final feliz.

Mario Ernesto Sánchez

Raúl Jaco

Roberto Avelar

Ana Cristina Ferreiro

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